
Lloro.
Lloro desconsolada y tengo un nudo en la boca del estómago.
Todo el mundo me da la enhorabuena pero yo estoy totalmente bloqueada por el miedo.
Nos acaban de adjudicar un piso de protección de oficial.
Algo así como que el Ayuntamiento de Barcelona venga a tu casa y te dé 150.000€ en la mano para comprar un piso nuevo.
A cambio debes pagar una hipoteca (muy inferior al alquiler que ya pagas por un lugar que da asco), para un piso nuevo, grande, luminoso, con balcón, garaje y trastero.
Todo parece perfecto.
Entonces, ¿por qué lloro?
El mayor compromiso de toda mi vida
Estoy en el baño, sentada en el suelo.
No quiero que me vea Luigi porque no sabría ni cómo explicárselo.
Es la segunda vez que me ocurre desde que hemos dicho que sí al piso, pero ahora ya no hay marcha atrás.
Acabamos de firmar una hipoteca a 25 años.
Esto no me preocupa tanto.
Lo que realmente me agobia es una pequeña claúsula que nos pone el ayuntamiento:
Para vender o alquilar el piso en los próximos 19 años necesitamos tener su autorización.
Me parece lógico para evitar la especulación pero pienso…
¿19 años?
Son muchos.
Yo no puedo comprometerme tantos años con algo.
Es imposible.
Yo soy libre.
Esto me ata a Barcelona por dos décadas….
Es una locura.
Me llega un mensaje de una amiga:
Qué suerte! Enhoranuena! ¿Qué se siente al tener tu casa?
Pero yo no siento nada.
Solo tengo un nudo en el estómago que no me deja respirar.
Llega Luigi y me ve sentada en el suelo llorando.
Se agacha. Me mira y me pregunta.
¿Qué te pasa?
Miro sus dos ojitos marrones y no sé cómo explicarle que estoy muerta de miedo porque yo no soy de proyectos a largo plazo con un contrato de por medio.
Pero eso él ya lo sabe.
Nuestra vida en los últimos 15 años se ha basado en la improvisación.
Hemos vivido en 3 países, en 5 ciudades y en 9 casas diferentes.
Somos un gran ejemplo de la inestabilidad.
Un caos que otros odiarían pero que a mí me hace sentir con autonomía sobre mi vida como si yo decidiera mi camino a seguir…
Y se lo digo…
Le digo que no sé si en 19 años seguiré amándole, ni si seguiré queriendo vivir en Barcelona, ni si querré vivir en aquella casa o en ese barrio…
Que no sé si en 19 años tendré trabajo, si las cosas nos irán bien o si tendremos que buscarnos la vida fuera de este país…
Y cuando termino de soltarle mi rollo entre lágrimas, me coge la mano, me acaricia la cara y me dice…
¿Desde cuándo nos preocupamos por lo que pasará dentro de 19 años? Cuando llegue el momento, ya encontraremos la solución.
Ahí está él…como siempre…con la frase perfecta en el momento perfecto.
Y yo…
- Que presumo de vivir el presente y de llevar una vida consciente.
- Que repito hasta la saciedad: Problema del futuro y focalizo en el día a día.
- Que tengo un tatuaje con la frase: Be here now porque creo en la importancia del aquí y ahora.
Sí…yo…estaba allí tirada en el suelo del baño llorando pensando en todo lo que podría ir mal en los próximos 19 años.
Era completamente absurdo.
Preocupados por lo que nunca ocurrirá
Según un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos), publicada en el periódico EL País, el 91% de las cosas que nos preocupan, nunca llegan a ocurrir.
Tenemos unos 60.000 pensamientos a lo largo del día, la mayoría de ellos, son negativos.
Nos preocupamos y gastamos energía en cosas que nunca pasarán.
Recuerdo cuando quería ir a vivir a Australia y lo que más me preocupaba antes de irme era en qué iba a trabajar cuando volviera.
Me paralizaba la idea de dejar mi trabajo como periodista y no encontrar otro a la vuelta.
Y, ¿sabes qué pasó?
Que Australia me cambió tanto que cuando volví no quería ser periodista y me vine a Barcelona a buscarme la vida.
Ya lo ves…
El problema no existía. Estaba solo en mi cabeza.
Preocuparnos es humano. Forma parte de nuestra naturaleza. Es la manera que tenemos de anticiparnos a los peligros y actuar.
Pero se nos está yendo de las manos…
Y eso deriva en ansiedad, estrés y depresión.
Prueba a hacer esto
Haz la prueba.
Prueba a hacer el mismo ejercicio práctico que hizo la Universidad de Pensilvania en su estudio.
Apunta en un papel 3 preocupaciones que te agobian y preocupan actualmente.
Guarda ese papel y vuélvelo a leer dentro de 1 mes.
¿Cuántas se cumplirán?
Probablemente ninguna. Quizás, 1 de ellas…
Ese es el momento de analizar si valió la pena toda la energía que le dedicaste.
Vive lentamente y céntrate en el presente
Se nos va la vida preocupándonos por el futuro.
Se nos va la vida agobiados con situaciones que nunca pasarán.
Y cuando nos damos cuenta…los días van pasando, los años se escapan y todo lo que nos sacó el sueño nunca llegó a suceder.
¿No es absurdo?
A mí me lo parece.
Por eso me gusta la filosofía slow life…
Porque me ayuda a vivir el presente sin preocuparme por todo lo demás.
No siempre lo consigo, pero mantengo el foco y si me paso un día llorando en el baño de mi casa porque el miedo me paraliza…no pasa nada. Solo tengo que desahogarme y reaccionar.
Lo importante es no pasarme el resto de mi vida ahí tirada…
Que no se te pase la vida tirada en el suelo de un baño, llorando 🙂
Descubre la vida slow y lleva una vida más consciente y plena.
Si quieres conocer un poco más sobre este estilo de vida lento, descárgate gratis esta Guía Slow Life.

Guía Slow Life Gratis