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Efecto Green – Blog Slow Life

¡He vuelto!

relax

Y de repente, alguien – no sé quién – le dio al botón del fast life y todo a mi alrededor empezó a ser un auténtico caos.

Yo, no hace mucho tiempo

Siempre digo que la slow life es un estado mental. Sin duda el entorno nos influye pero todo está dentro de nosotros mismos. Y no sé por qué ni cómo pero un día esa tranquilidad se esfumó…así…sin avisar. Se fue de un día para otro sin que me diera cuenta.

Todo ocurrió, más o menos, así…

Yo estaba toda tranquila en mi mundo slow hasta que marzo se volvió loco y lo complicó todo.

Llevo sin escribir bastante tiempo. Al menos, sin escribir algo entre nosotros dos. De tú a tú, sin más. Y aunque lo he echado de menos, he de reconocer que no he tenido ganas de hacerlo.

Como decía, marzo se complicó un poco. Se complicó en el trabajo, se complicó fuera del trabajo y luego yo lo terminé de complicar.

En realidad, no pasó nada en concreto pero sí, marzo no fue un buen mes. No lo fue porque yo no quise que lo fuera. Al fin y al cabo, solo nosotros decidimos cómo afrontamos las situaciones. Sin más.

Todo empezó el primer fin de semana de marzo cuando volví a Barcelona después de unos días en Galicia. Me considero una persona con un alto nivel de desapego pero, esta vez, volver fue difícil.

volviendo desde galicia

El día que regresamos mi madre se cayó y se hizo una brecha en la cabeza. No solo me dio pena volver para Barcelona sino que me volví con un sentimiento de culpa sin precedentes.

El resto del mes se completó con pequeñas cosas que hicieron que me costará llegar al final del día con energía. Así que poco a poco, la tranquilidad se esfumó y llegó…la apatía.

En realidad, no me pasaba nada, ni estaba triste ni iba llorando por las esquinas. Simplemente, no tenía ganas de hacer nada.

Toqué fondo un viernes a finales de marzo.

Volví del trabajo y me puse a llorar. No podía más. A esas alturas iba ya por mi segundo herpes labial en solo un mes (ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que me pasó algo así). Para completarlo los análisis de sangre me dieron una ligera bajada de defensas…Claramente, después de algo así, la cosa ya solo podía ir a mejor 🙂

Cuando se termina la slow life
Aquí la foto del primer herpes labial. Del segundo ya no hice ni foto 🙂

Hablando con mi amiga Fati de lo estresada y desganada que estaba, me dijo que este periodo bien se merecía un post en Efecto Green pero no tenía ni fuerzas.

Marzo se fue y brindé por ello. Pensé que cuando cambiara el mes, volvería mi slow life de siempre pero abril no me trajo la calma que esperaba. Mi madre se puso mala la primera semana y ese sentimiento de culpa que ya se había ido volvió para quedarse un ratito más.

La slow life se esfumó y me dejó…el miedo. ¿A qué? No lo sé todavía. En realidad era miedo a todo y a nada a la vez.

Va a terminar abril y poco a poco he ido recuperando la serenidad interna de la que disfrutaba. Será que he cumplido un añito más, será que mi madre ya está bien, será que he vuelto a darme cuenta de la gran suerte que tengo en la vida o simplemente será que necesitaba los cuatro diítas de Semana Santa para desconectar de todo y volver a empezar.

Hoy escribo porque he recuperado las ganas de hacerlo. ¡Así que estoy por aquí de vuelta! Tenía ganas de volver a saludarte 🙂

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