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Efecto Green – Blog Slow Life

¿Qué nos puede enseñar el coronavirus sobre la slow life?

Coronavirus y Slow Life

Estamos en plena crisis del coronavirus. El gobierno decreta el estado de alerta y de repente a todos nos da un ataque de pánico por tener que quedarnos en casa. No sabemos qué hacer…

Nos piden responsabilidad, que nos quedemos en casa y cogemos el coche para irnos del epicentro de la desgracia a zonas menos afectadas. Estamos bien…no hay peligro…nos autoconvencemos.

Nos lo tomamos como unas vacaciones. Llegamos a Andalucía, Alicante o Sanxenxo y preguntamos por lo que se puede ver en la zona en 15 días. (Y no es broma. Esto ha ocurrido en Cantabria).

A veces me pregunto cómo la especie humana ha sobrevivido todo este tiempo. Creo que alguien nos ha dado con una piedra en la cabeza y simplemente nuestro cerebro ha dejado de funcionar.

Nos dan la oportunidad de parar y nos da un ataque de ansiedad.

Bares, restaurantes, gimnasios, centros comerciales etc…Todo está cerrado. Un drama para nuestra sociedad avanzada del s.XXI tan acostumbrada a ocupar sus horas haciendo algo.

Si no corremos, nos morimos…Si estamos quietos nos falta el aire. ¡Qué gran paradoja! Necesitamos correr para poder respirar porque seguimos creyendo que ir más rápido es vivir más.

Pasamos por la vida de puntillas, consumiendo sin control todo tipo de bienes materiales y también inmateriales. Aventuras, viajes, teatro, cine, actividades…

Cada vez necesitamos más y mejor para sentirnos vivos. Una vacaciones en casa parecen tiempo perdido…como si no estuviéramos aprovechando la vida.

Nos llenamos por fuera porque estamos vacíos por dentro.

El planeta respira tranquilo

Paradójicamente, con este parón obligatorio, el planeta respira tranquilo.

Desde que empezó la pandemia en China, el país asiático redujo sus niveles de emisiones contaminantes un 25%. Los efectos fueron inmediatos. La calidad del aire mejoró instantáneamente según un informe de CarbonBrief.

Aquí tienes los niveles de contaminación que sufre el país nipón antes, durante y después de la celebración del Año Nuevo Chino. El gráfico compara la calidad del aire en 2019 con una actividad económica normal y en 2020 con la expansión del coronavirus ya latente.

Otra imagen también muy representativa es esta. Mira cómo se redujo la contaminación en China después de que el gobierno declarara la cuarentena para frenar la expansión del virus.

La NASA tomó esta imagen en la que se ve claramente la evolución entre el antes y el después. La reducción de los niveles de dióxido de nitrógeno (N02) hizo que el aire fuera más respirable.

contaminación en China y coronavirus
Fuente: La Nasa

Qué gran paradoja, ¿no? Claramente el ser humano y el planeta no somos compatibles. Al menos, no con el ritmo de vida que llevamos actualmente.

Una oportunidad para parar

Ya que nos encontramos en esta situación irremediablemente, ¿por qué no nos lo tomamos como una oportunidad para echar el freno y llevar una vida slow? Para dejar respirar a nuestro planeta, para reducir el consumo, para hacer esas cosas que no hacíamos porque nos faltaba tiempo.

Es un buen momento para retomar proyectos olvidados, para pensar en proyectos nuevos, para no pensar…Para sentarnos, relajarnos, leer un libro y soñar.

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Para jugar a juegos de mesa, para dibujar, pintar o coser. Y si no sabemos cómo hacerlo, ¡es un buen momento para aprender!

Es un buen momento para llamar a todos nuestros amigos porque ellos también estarán igual. ¡Sin hacer nada!

Es un buen momento para reflexionar. Sí, para mirar dentro de nosotros mismos y pensar en qué momento se nos fue de las manos esto del estado de bienestar.

En qué momento nos creímos que había que hacer algo alucinante cada fin de semana para ser felices…

Y para mí es también un buen momento para escribir en este blog…al que hacía tanto tiempo que no venía, para escribir lo primero que se me pasara por la cabeza…Así de fácil, sin complicaciones.

Hay motivos para la esperanza

Después de ver a la gente haciendo cola en la puerta del Mercadona para pelearse por un paquete de papel higiénico, mis niveles de confianza en la especie humana cayeron en picado.

Sin embargo, soy optimista por naturaleza y me gusta focalizar mi mente en lo bueno de cada situación. Solo así consigo vivir feliz en un mundo que a veces me inquieta.

Por eso, la crisis del coronavirus está dejando también movimientos sociales increíbles, llenos de solidaridad y responsabilidad social.

#yomequedoencasa

Las redes sociales pueden ser algo maravilloso y una prueba de ello es el movimiento #yomequedoencasa.

Ya antes de que el gobierno anunciara el estado de alarma, la sociedad se estaba movilizando en las redes para pedir responsabilidad social. Porque no se trata de contagiarte tú, sino de contagiar a los demás y seguir expandiendo el virus.

Todos sabemos que muy mal se tienen que poner las cosas para que una persona joven sin patologías de ningún tipo se vaya a morir de coronavirus. Pero sí que somos transmisores y podemos infectar a otra persona más vulnerable.

Este movimiento visibiliza esa realidad y ayuda a normalizar una situación totalmente extraordinaria.

Hasta hay una cuenta en Instagram, @yoen.casita, que da consejos sobre cosas para hacer en casa en estos días de cuarentena.

Ayuda a vecinos del barrio

Mucha gente está prestando sus dos piernas y brazos para llevar la compra a gente mayor o en grupos de riesgo que viven en el barrio. No se conocen de nada, pero esa es la magia de la solidaridad…

Si tú también quieres colaborar puedes hacerlo a través de aplicaciones como Tienes Sal o Next Door, con papeles pegados en la puerta del edificio o en las farolas del barrio.

Ayuda a padres trabajadores

El cierre de los colegios supuso un problema grande para muchos padres. El mismo día que el gobierno hizo el anuncio, me llegó un mensaje sobre un grupo de jóvenes de mi barrio que se prestaban como canguros para cuidar gratis a niños más pequeños.

Para que luego digan que la juventud no hace nada bueno…¡Los jóvenes de hoy son increíbles! Solo hay que estar dispuesta a entenderlos.

En Italia, que en esto nos llevan ventaja, los vecinos están saliendo a los balcones de su casa para hablar entre ellos y cantar todos juntos. ¡Hasta han hecho una fiesta con Dj y todo! Es la cara bonita del coronavirus. Será cuestión de tiempo que también pase aquí en España.

Quizás después de esta crisis sanitaria, todos habremos aprendido algo. Solo quizás…

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