
Mucha gente me pregunta cómo llevar una vida slow en la ciudad. Es verdad, no siempre es fácil. El ritmo de las urbes es frenético, hay más ruido, más gente y más estrés en general. Pero la slow life es algo que se lleva por dentro. No hace falta vivir en el medio del monte sin nada más alrededor para desacelerar y disfrutar de las pequeñas cosas.
Yo misma, por ejemplo, llevo una vida mucho más slow en Barcelona de la que llevaba en A Coruña, una ciudad 6 veces más pequeña que esta. Así que el lugar es importante pero no lo es todo. Basta con que entiendas bien qué es el movimiento slow y lo intentes poner en práctica en tu pequeña realidad.
Si quieres saber cómo llevar una vida slow en la ciudad, sigue estos sencillos consejos para vivir más lentamente. O si quieres puedes descargarte esta súper guía con todas las claves para llevar una verdadera slow life.

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Cómo llevar una vida slow en la ciudad
1.- Camina conscientemente
Cuántas veces vas caminando de un lugar a otro y cuando llegas no sabes ni cómo lo has hecho. Caminamos con la cabeza puesta en el pasado (recordando lo que pasó en el trabajo) o en el futuro (pensando en lo que haremos al llegar a casa). Nos olvidamos de disfrutar del camino. De mirar a los lados y ver las tiendas nuevas que han abierto, los niños jugando en el parque, la gente tomando un café en la terraza.
Camina conscientemente, con la cabeza en el presente, disfrutando de las pequeñas cosas que forman la intrahistoria de la que nos hablabla Unamuno.

Si vas en medio de transporte al trabajo, olvídate del móvil, mira a la gente, la calle…¡Lo que quieras! Si pasa algo gracioso, coméntalo con el de al lado. No es cuestión de darle el coñazo a nadie pero un comentario gracioso es siempre bienvenido. ¡Habla con la gente! No tengas miedo.
Cambia de camino cada cierto tiempo. Es una manera muy fácil de conocer nuevos rincones de tu ciudad. También es perfecto para adaptar tu cerebro a los cambios y que no se apalanque en su zona de confort habitual. ¡Sal de la rutina! Al cerebro le vendrá bien y a ti también.
Tengo la suerte de vivir en la zona alta de Gràcia y de trabajar en la zona baja. Así que cada día me recorro caminando este barrio estupendo dos veces al día. Cambio de camino al menos cada dos días, algo que me ha ayudado a encontrar lugares y negocios maravillosos. El último fue una tienda ecológica y de comercio justo que puse en el instagram de Efecto Green pero tengo muchos más ejemplos. Caminar me encanta y si encima descubro algo nuevo entonces ya es el día perfecto.
2.- Compra local y disfruta
Otro consejo para responder a la pregunta de cómo llevar una vida slow en la ciudad es descubrir los negocios de tu barrio, hablar con la persona que lo gestiona, crear esa confianza tan gratificante que es la de que alguien se alegre de verte.

El último San Jordi, hasta me regalaron un rosa los chicos del ecológico en el que compro en mi barrio. Son gente estupenda y hablamos mucho cada vez que vamos. La chica de la panadería me ha contado toda su vida al menos tres veces y ahora cuando vuelva le preguntaré qué tal sus vacaciones en Disney Land (iba con la peque y estaba muy emocionada). El hombre de la copistería me habla hasta en gallego y el de la zapatería, que es de Ourense, siempre me pregunta cuándo voy a mi tierra.
Comprar en los comercios del barrio no solo es bueno para ellos sino también para mí. Me gusta disfrutar de esta cercanía.
3.- Haz algo bueno cada día
Por qué no te propones hacer una pequeña obra desinteresada cada día. Hablo de pequeñas cosas que pueden hacer el día más bonito a otra persona y que en el fondo también te lo hará a ti.
Puedes llevar algo al trabajo para compartir con todos o dejar pasar a la señora de 80 años que siempre tiene prisa en la cola del super. Puedes regalar una sonrisa a alguien que te deja pasar, dejar sentar en el metro a alguien que lo necesita más que tú o hablar con esa persona que todos los días pide dinero en la puerta de tu trabajo.
Hace unos días fue el cumpleaños del «abuelo Felix», un señor que vende pañuelos en la avenida Diagonal. Lo veo todos los días, nos hablamos y saludamos. A veces se queja de sus achaques, a veces de los turistas cutres y otras veces de todo en general. El otro día me senté con él y estuvimos hablando un buen rato (otro que también me habla gallego porque estuvo embarcado muchos años con paisanos míos). Creo que a él le gustó que me sentara a hablar con él pero a mí también.
Puedes hacer muchas cosas para que tu ciudad sea un poco mejor. ¿Te imaginas a todo el mundo haciendo algo bueno cada día?
4.- Forma parte de una comunidad
Necesitamos vivir en comunidad. El ser humano está programado para ello así que no le lleves la contraria a la naturaleza. Formar parte de una comunidad nos hace sentirnos mejor, ayudándonos a tener una vida más plena y feliz.
Puedes inscribirte a una actividad que te guste, ayudar en la asociación de vecinos de tu barrio o colaborar en un voluntariado. Lo importante es que disfrutes y que te relaciones de los demás.
Sentirse dentro de un grupo ayuda a sentirse útil y eso es algo muy gratificante. Es como encontrar tu lugar en el mundo en donde disfrutas haciendo algo, que no hace daño a nadie o que incluso hace algo bueno por los demás.
Da igual lo pequeña que sea la ciudad, siempre hay comunidades a las que poder unirse. Y si ninguna te gusta, ¡qué mejor motivo para ser tú el que la inicie!
5.- Silencia el móvil
¿Cómo llevar una vida slow en la ciudad? Muy simple: desconecta el móvil. Si nunca lo has hecho probablemente no sabrás la tranquilad que supone tener el móvil sin sonido y no mirarlo a cada tono, vibración o luz que emite este aparatito. Es una auténtica gozada. Relax en estado puro. Cuando lo haces muy a menudo te sientes más libre y desestresado.

La slow life no es contraria a la tecnología pero sabe utilizarla con inteligencia. La tecnología al servicio del hombre. No el hombre al servicio de la tecnología. No lo olvides.
Aprovecha el fin de semana para salir sin móvil. O si lo quieres llevar, sácale el sonido y míralo solo cuando tengas ganas. También puedes probar a ponerlo en modo avión por las noches en casa mientras cenas y ves una peli.
Yo lo suelo desconectar cuando leo, escribo en el blog o estoy haciendo algo en lo que no quiero que me distraigan. Cuando termino, lo activo y veo los mensajes. ¡Listo! Desconéctalo solo de vez en cuando y mira cómo reaccionas. Si no puedes vivir sin él, entonces sí que tienes un problema.
Espero que estos consejos te sean de ayuda. Si se te ocurre alguno más, no dudes en dejarlo en comentarios. Así todos aprenderemos trucos nuevos para vivir de un modo más tranquilo.
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