
Nadie nos enseña cómo gestionar el estrés. Desde mi punto de vista es un gran error. Diría más…la gran pena es que en nuestra sociedad, el estrés está bien visto. Lo relacionamos con la responsabilidad y el éxito en el mundo laboral o con una vida social llena de planes de fin de semana.
Hay personas que siempre que las ves van corriendo porque tienen que hacer mil cosas. Muchos presumen de lo atareados que están y de los imprescindibles que son para hacer esto y lo otro…
Antes de irme a Australia no tenía ni idea de cómo gestionar el estrés. Tenía una carga de trabajo alta, una responsabilidad (auto impuesta) alta y unas ronchas rojas que me salían por toda la cara y las palmas de las manos.
Ahora tengo una carga de trabajo alta, una responsabilidad (auto impuesta) alta pero trabajo y vivo con una sonrisa en la cara. ¿Tengo estrés? Sí, mucho pero sé cómo gestionarlo. 😊 Todo, gracias a la slow life.

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El estrés no siempre es malo
Antes de nada he de romper una lanza en favor del estrés porque realmente no siempre es malo. El estrés es una respuesta natural de nuestro organismo para detectar peligros externos y reaccionar. De una manera muy simple podríamos decir que una gacela se estresa cuando ve a un león por lo tanto corre y huye.
El ser humano hace lo mismo. Los sistemas de alerta se activan cuando vemos un peligro lo que nos ayuda a buscar una solución. ¿Sabéis cuál es la diferencia entre la gacela y el ser humano?
Cuando el animal está fuera de peligro vuelve a su vida normal. No se sigue preguntando qué habría pasado si no hubiera corrido tan rápido, qué pasará la próxima vez…ni se pone a llorar por el miedo que ha pasado. El ser humano, sin embargo, es diferente. Salimos del trabajo estrasados y seguimos dándole vueltas a lo mismo una y otra vez…🤨
El estrés es bueno en poca cantidad. Lo peligroso es cuando mantenemos niveles de estrés altos durante mucho tiempo. A nivel físico, desgastamos nuestro cuerpo hasta niveles que no nos podemos imaginar.

Cómo gestionar el estrés
¿Quieres aprender a gestionar el estrés? Entonces asume una cosa: el estrés que sufres no es culpa de nadie. Es tu culpa. Duele, ¿verdad? Pero es así de cierto.🤔
Normalmente decimos que nuestro jefe nos estresa, el trabajo nos estresa, los niños nos estresan…Adoptamos una actitud pasiva como si no dependiera de nosotros. El jefe nos estresa por lo tanto no es mi culpa estar estresado, es de él. ¿Por qué no pruebas a cambiar la frase? Cuando mi jefe me habla así yo me estreso…¿Ves la diferencia?
Si quieres saber cómo gestionar el estrés ten en cuenta otro factor muy importante: el carácter se puede cambiar. Es muy fácil decir: «Es que yo soy así». No, no, no… Tú eres como tú quieres ser. Si no te gusta, cámbialo. Está solo en tu mano hacerlo.
Cómo aprendí a gestionar el estrés llevando una vida slow
En Australia me di cuenta de lo estresada que había vivido hasta ese momento y descubrí que había sido solo culpa mía. Cuando viví en Melbourne llevé una vida relajada, alejada de mi profesión y de mi nivel de autoexigencia habitual y fui tan feliz que me di cuenta de que tenía que cambiar la manera de vivir para disfrutar realmente de cada día.

Cuando empecé a leer sobre el movimiento slow life, entendí que tenía que pegar un frenazo en mi ritmo de vida. Si no has leído el libro Elogio de la lentitud de Carl Honoré te invito a que lo hagas para hacer un cambio en tu manera de pensar. Solo así sabrás cómo gestionar el estrés (al menos así es como yo lo conseguí).
Lo siento si estabas esperando una lista estupenda con consejos para evitar estar estresado. Te mentiría si te dijera que no empecé a escribir algunos puntos pero los borré porque, en realidad, la respuesta está solo en ti. 😌 De todos modos hay ciertos consejos slow life que puedes seguir en tu día a día.
¿Qué me ayudó a gestionar mi propio estrés?
¿Quieres que te diga qué me ayudó a mí? Muy simple. Aprendí a ver la vida con otros ojos. Con los ojos del que sabe que no estará aquí para siempre. Créeme, cuando te das cuenta de que todo puede cambiar en solo un instante, aprendes a relativizar y a valorar más lo que tienes en vez de quejarte de todo una y otra vez.
Me ha ayudado también el hecho de cambiar el objetivo de mi vida, mi ikigai. Ahora solo pretendo ser feliz, con tranquilidad, sin grandes cosas ni grandes aspiraciones.
Antes aspiraba a tener lo mismo que ya tenía pero mejor todavía. Ahora no. Solo quiero vivir y dejar vivir. Y ¿sabes qué? Respeto mucho más mi vida y también la de los otros. Sin juzgarme ni a mí ni a los demás. Porque todos estamos aquí para hacerlo lo mejor que podemos (o creemos). Solo quiero ser buena persona y vivir sin hacer daño a nadie.
Sabías que la mayoría de las veces que nos preocupamos es por cosas que nunca pasarán. 😩 La mayor parte de nuestros miedos nacen y se quedan en nuestra imaginación. Tremendo, ¿no? Me parece increíble que nos preocupemos antes de que lleguen las situaciones.
Nos preocupamos por si le pasa alguien a algún ser querido, por si perdemos el trabajo, por si no llegamos a final de mes, por si…por si… por si ¿qué? Lo único que debería preocuparnos es que llegue nuestro momento de irnos y nos arrepintamos por todo aquello que no nos hemos atrevido a hacer. Así que…¡disfruta de la vida!
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