
En el 2016 dejé de comer azúcar. Vaya por delante que hoy en día todavía me doy algún capricho dulce muy de vez en cuando pero siempre en días especiales y de manera muy controlada. También quiero puntualizar que sigo tomando azúcar natural como el de la fruta.
El azúcar que no consumo en absoluto es el que encontramos oculto en los productos procesados. Cada alimento nuevo que entra en nuestra cesta de la compra va revisado de arriba a abajo.
Me miro todos los ingredientes para ver que no hay ningún tipo de azúcar, conservantes, colorantes, potenciadores del sabor o cualquier otra porquería del estilo. Así que os podéis imaginar que nuestra cesta de la compra lleva pocos productos procesados y mucha slow food. 😉
Cuando dejé de tomar azúcar en seguida me di cuenta de algunas cosas que me gustaría compartir con vosotros. Estas son las 6 cosas que noté cuando dejé de comer azúcar.
Qué cambió cuando dejé de comer azúcar
1.- Adelgacé 5 kilos
Mi peso siempre ha estado entre los 63-65kg. Daba igual que engordara o adelgazara porque siempre era de manera puntual. Al final siempre volvía al mismo punto. Ahora mi peso está en los 58-59. De todos modos, he de decir que el peso no es lo más importante. Al fin y al cabo el músculo pesa más y ocupa menos que la grasa así que mejor bajar de volumen que no de peso. Por eso, lo más representativo de este cambio fue reducir el volumen de mi cuerpo, especialmente en barriga y piernas.
Obviamente al dejar de comer azúcar, te olvidas de los peores alimentos procesados, de los caprichos diarios y de las bebidas azucaradas…es decir comes más saludablemente sin darte cuenta, por lo que es normal que reduzcas talla..
2.- Mi paladar es más sensible
¿Sabías que las zanahorias son dulces? ¡Y los pimientos! Por no hablar del plátano o la manzana. Cuando dejas de consumir azúcar diariamente, tu paladar se adapta y detecta mucho más los sabores del resto de alimentos.
Además, lo mejor de todo, es que ahora cuando tengo antojo de dulce me tomo una manzana y se me pasa. Sin duda mucho mejor que cualquier capricho comprado con ansia.
3.- Adiós a los dolores después de un atracón
Como ya os comenté en este otro post cuando empecé a dejar el azúcar me daban taquicardias después de algún atracón y me dolía todo el cuerpo. Ahora, ni me duelen los músculos ni se me acelera el corazón…básicamente porque ya no hay atracones.
Lo poco que tomo de azúcar es muy controlado y siempre casero. Es imposible que me tome una tableta de chocolate con leche o que me compre donettes o algo por el estilo así que cuando tomo dulce lo disfruto como lo que es: un capricho que no volveré a darme en mucho tiempo.
4.- Me ha mejorado la piel pero sigo igual de energía
He oído y leído a gente contar sus experiencias y decir que habían notado una mejoría en la piel y un aumento de la energía. En mi caso he de reconocer que me ha mejorado la piel. La noto más tersa que antes pero, sinceramente, no sé si se debe exclusivamente a haber dejado el azúcar porque al mismo tiempo empecé a utilizar cosmética ecológica en vez de la convencional. Supongo que todo influye o así me gusta verlo a mí para autoconvencerme cada vez que me entra un antojo 🙂
En cuanto al aumento de la energía… yo no he notado nada. Mi energía sigue igual. Con altos y bajos según la época del año y el momento. Esto depende de cada persona así que en mi caso no me ha ayudado o al menos no lo he detectado pero quizás sea diferente en ti.
5.- El azúcar está en todas partes
Cuando dejas de tomar azúcar te das cuenta de que está por todas partes. Pero no solo en la alimentación sino en nuestro día a día.
Por ejemplo, si vas a un bar no hay una alternativa saludable. Solo agua o tés. El resto lleva azúcar. En una celebración, un cumpleaños, para animar a un amigo…el azúcar forma parte de nuestra cultura. No fui consciente de ello hasta el momento en el que dejé de tomarlo.
Hemos relacionado el azúcar con una celebración o con una ocasión especial. Si no hay dulce es como si el día fuera menos importante. El azúcar también se vincula con ese caramelo que nos daban cuando estábamos malos de pequeños o con ese capricho que nos compramos ya de adultos cuando estamos decaídos. Si hemos tenido un día malo en el trabajo nos sentimos con derecho a tomar algo dulce. «Hoy me lo merezco», solemos decir.
Esta cultura es la que hace que sea tan difícil dejar el azúcar. Incluso yo que no lo tomo le doy a los hijos de mis amigos algún capricho dulce cuando los veo porque si no…¿qué les doy? ¿una zanahoria? El niño me odiaría desde el primer día 🙂
6.- Me siento mejor conmigo misma
Dejar de comer azúcar me ha aumentado la autoestima. Me siento mejor con mi cuerpo y conmigo misma. Poder rechazar el azúcar me hace sentir bien. Me siento más libre porque yo decido cuando lo como y no al revés.
En realidad todo el cambio de alimentación que conlleva el dejar el azúcar ha supuesto todo un cambio en mi vida y me encanta. Ahora soy mucho más consciente de la importancia que tiene lo que comemos. Me gusta verlo como una manera de respetar mi cuerpo y de tratarlo con cariño.
También lo veo como un acto de rebeldía contra las grandes empresas alimentarias. Me da rabia que le echen azúcar a todo para que sigamos consumiendo más y más… Para mí, es mi pequeña revolución y estoy orgullosa de ello.
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